Háblame, relájame.
Recítame, soségame...
Tan sólo palabras, sedosas palabras...
tan sólo expresiones, que traigan la calma.
Háblame.
No preguntes, no hace falta...
No es necesario saber,
tampoco quererlo hacer,
es mejor adivinar
o tal vez, desnudar el alma...
Escucharemos, si hace falta,
lo que no digan las palabras.
Y es que, a veces,
es mejor no forzarlas,
cuando el silencio habla...
cuando el silencio habla...
Háblame,
deja que las miradas expresen
y que las manos nos cuenten.
Que inventen su propia habla
si ya no quedan palabras ...
Háblame, relájame.
Recítame, soségame..
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