diumenge, 19 de maig del 2013

Un cuento... sin promesas

(...) Se levantó esa mañana, mucho antes que sonara el despertador. Las ganas vencieron al sueño, al sol no pudo esperar...
Una ducha y un café, hubiera sido lo normal de cualquier día laboral ¿Dónde se ha ido su templeza, en esta noche de impaciencia?
Se cargó la cafetera, se quemaron las tostadas... casi se ahoga en la bañera... Y es que hoy, está nerviosa. Y nerviosa... es peligrosa. Se tropieza por la casa, y su risa, incontrolada, resuena por las esquinas. Su risa contagiosa, que hoy... se ha vuelto ansiosa.

Decidió vestirse despacio, por aquello de la prisa. Las caricias de su perfume intentaron poner cordura a esta mañana de locura. Se calzó sus zapatos cómodos, los planos, para evitar daños.... Se  miró en el espejo y éste, la provocó de nuevo. Sabe que hoy está nerviosa... y le gusta peligrosa... "Mejor ponte los altos, para este día de encantos..."

Corrió por las escaleras, llegando hasta la acera. Allí la sorprendió el aire... su sonrisa, en todas partes. Desentonando con la gente, porque ella es diferente... porque hoy, así lo siente. Hoy la cuesta es placentera, sus piernas son ligeras... el corazón desbordante, porque ella... está radiante.

(...) Y se sentó en el vagón. Su imagen en el cristal, le refleja la ilusión de este día normal, que quiere hacerlo especial. No será largo el trayecto, aún puede escribir un verso... con su libreta repleta y su boli, de tinta negra. Será un poema hermoso, de un hombre en la estación, que está esperando a su amor... No será un poema cualquiera, porque esta historia, es verdadera... aunque a ella le parece un cuento, que exista el amor eterno en algún tramo del trayecto. Está en el vagón adecuado, de un camino imperfecto, escribiendo el infinito en un libro de bolsillo...

Y es que ya no hay imposibles, aunque un día tu estés triste y no creas que es posible... Siempre tendrás algún inventado cuento para soñar que es verdadero, como éste que ella escribió, de un hombre en la estación... de miradas separadas tras una enorme ventana, que un día ya cansadas, atravesaron el cristal. Sin heridas y sin cortes, se unieron sus corazones... No se sabe si es real, pero cuenta el cuento, que se amaron en el trayecto... y aunque no hicieron promesas, llegaron juntos, hasta el final.





Cap comentari:

Publica un comentari a l'entrada