Un
día me contaron que si todos tirásemos a la vez del hilo invisible que
nos mantiene conectados, el mundo sería rojo latido y cada pecho tendría
su abrigo.
Y mira, he visto tanto pecho temblar y tan poca caldera humana que estoy tejiendo una manta con lana de ojalá mañana. No tengo la medida exacta, pero lo bueno de la esperanza es que se encoge o se expande según el propio coraje. Y algunos dicen que es verde... La mía es roja, quizás porque soy de sangre caliente y de ríase la gente, de carmín grosella, de pasiones esbeltas y de fresas con estrellas.
Y he de confesar que no tengo ni idea de tricotar...
Pero sé que haciendo el amor se teje un mundo mejor.
© Nía Murtal
Y mira, he visto tanto pecho temblar y tan poca caldera humana que estoy tejiendo una manta con lana de ojalá mañana. No tengo la medida exacta, pero lo bueno de la esperanza es que se encoge o se expande según el propio coraje. Y algunos dicen que es verde... La mía es roja, quizás porque soy de sangre caliente y de ríase la gente, de carmín grosella, de pasiones esbeltas y de fresas con estrellas.
Y he de confesar que no tengo ni idea de tricotar...
Pero sé que haciendo el amor se teje un mundo mejor.
© Nía Murtal
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